El suboficial: lider de tropa

Una premisa troncal que define al suboficial dentro de las organizaciones indica que “los suboficiales serán los maestros y los guías afables del soldado, al que enseñarán y dirigirán constantemente” . Otra manifestación relevante señala que será “auxiliar directo del oficial en el mando, conducción, educación e instrucción de la tropa” .

Ambas definiciones contextualizan un espacio de responsabilidades y constituyen el núcleo de lo que conocemos como ‘la columna vertebral del Ejército’, caracterización compartida por buena parte de las fuerzas armadas occidentales que reconoce en el suboficial condiciones de influencia hacia el interior de las organizaciones.

Desde la óptica del ejercicio del mando, nuestra doctrina otorga al suboficial el rol de ‘auxiliar’, aspecto que resulta razonable debido a que el mando es el atributo ‘por excelencia’ de la función de los oficiales. Ponencias altamente reputadas como la de André Gavet señala que “Solo el oficial manda… - y agrega - El suboficial tiene, sin duda, también cierta parte de mando; a veces, en ciertas circunstancias de guerra, o cuando se eleva por su mérito personal por sobre las funciones de su grado, puede ser que alcance a la concepción y al ejercicio del arte del mando; pero sus atribuciones normales son más restringidas” .

Al practicar un resumen parcial, estaremos en condiciones de puntualizar cuatro caracteres que son pertinentes a la esencia funcional de los suboficiales: enseñar, guiar, dirigir y cuidar la disciplina; representaciones que le exigen el desarrollo de competencias centradas en la confianza y el ascendiente. Estos atributos, sin duda, pueden ser resumidas mediante una sola palabra: liderazgo.

A lo largo de su trayectoria, el suboficial desarrollará diversas funciones y responsabilidades, las cuales requerirán activar diversas capacidades; inicialmente en el espacio del mando directo, característico del jefe de grupo, y luego, en gestiones pertinentes a la administración y gobierno, logística, cuestiones técnicas o labores de control.

Estas circunstancias imprimen la necesidad de incorporar en nuestros suboficiales jóvenes la idea de complementariedad conceptual entre mando y liderazgo, dado que los mismos serán insumos imprescindibles para su desempeño profesional a corto, mediano y largo plazo.

Para ello, lo primero que debemos hacer es apoyarnos en lo que prescribe nuestra doctrina: “Mando es la acción que ejerce el jefe sobre los hombres que le están subordinados con el objeto de dirigirlos, persuadirlos e influir sobre ellos de tal manera de obtener su voluntaria obediencia, confianza, respeto y leal y activa cooperación tanto en el desempeño de una función como en el cumplimiento de una misión” .

Luego, resultará pertinente asentir los sentidos de la expresión ‘liderazgo’ y comprender que lejos de ser un término en colisión con el atributo de mando, se trata de una condición recíprocamente complementaria que concede equilibrio y eficacia a la acción. Para ello, resulta interesante presentar una serie de definiciones pertinentes:

Queda claro que buena parte de las definiciones esbozadas acuerdan con las consideraciones planteadas por las “condiciones personales para el mando” . De hecho, una de las manifestaciones de liderazgo más contundentes es el ejemplo personal, sin embargo, no es la única. El término liderazgo van más allá dado que trata sobre la apreciación, el análisis y la gestión de la organización y de los miembros que la conforman y de un elemento que a veces resulta escasamente ponderado, el entorno.

Las definiciones precedentes, originadas en la doctrina militar y ampliadas por otras actividades humanas de diversa índole ubican al liderazgo como un instrumento clave que impacta directamente en el desarrollo de las actividades y es un factor trascendental para el logro de la eficiencia de una organización.

A diferencia del mando, que refiere a una acción cuyo significante es la ‘orden del jefe’, el liderazgo constituye un elemento contextual que se sustenta en el ‘compromiso del líder’. Un liderazgo apropiado proporciona visión a la organización, pautas al comportamiento a sus integrantes y criterios al desarrollo de sus acciones. El ejercicio del liderazgo se encuentra comprendido dentro de las acciones docentes, contribuye a la eficiencia en el desarrollo de las actividades y a la preservación de los estándares, ya provee mecanismos confiables para el desempeño en el servicio.

La consideración precedente nos permite practicar una diferencia efectiva entre el liderazgo (del líder) y el mando (del jefe): mientras que el liderazgo ‘construye’ el orden, el mando ‘despliega’ a partir de la orden.

De todos modos, las diferencias citadas ‘de ninguna manera’ plantean un conflicto. Por el contrario, resultan caracteres positivamente complementarios y recíprocamente sinérgicos.

Un buen liderazgo es un mecanismo de ‘influencia’ que favorece al logro, mantenimiento y desarrollo de “la motivación, disciplina y espíritu de cuerpo y, como consecuencia última, la eficiencia de la organización” .

El ejercicio de un liderazgo competente establece una trayectoria entre tres indicadores mensurables: ‘hacer - saber – ser’, donde “para poder ejercer apropiadamente el liderazgo (HACER), hay que tener unos conocimientos (SABER), a los que preceden una serie de cualidades humanas (SER)”.

Las relaciones planteadas nos permiten expresar que ‘la mejor versión de un jefe’ se logra cuando se sustenta en las ‘aptitudes y actitudes de un buen líder’. Esta intersección virtuosa se manifiesta en diversos campos, como el emocional, el organizacional, el técnico y el administrativo.

En función de lo expuesto, el liderazgo del suboficial, cualquiera sea la posición que ocupe, será ponderado mediante un parámetro que puede ser clasificado subjetivo pero transcendental y plausible: la confianza. ´

Los trayectos de confianza resultarán tanto descendentes o procedentes de sus jefes, ascendentes u originados en sus subordinados; o contextuales o reconocidos por el conjunto de la organización.

Partiendo del rol de jefe de grupo y proyectándose en diversas funciones bajo la nominación de ‘encargado’, el suboficial definirá un perfil profesional donde el desarrollo de sus acciones y gestiones podrán vincularse al ‘orden’ (ordenamiento, normativa, estándares, etc), a las competencias técnicas (ejecución de inspecciones internas, disposición de acciones preventivas, tareas de mantenimiento, etc), a las responsabilidades administrativas y, finalmente, al asesoramiento organizacional.

Desde conducir a la menor fracción hasta, eventualmente, desempeñarse como encargado de elemento, el suboficial desempeñará un sinnúmero de roles, los cuales se caracterizarán por un accionar silencioso, atinado y eficiente. En todos los casos, su liderazgo se expresará bajo formas categóricas como la certeza, la influencia y el prestigio, condiciones que excluyen toda estridencia y pueden ser resumidas con dos palabras: ‘transmitir confianza’.

La confianza que apuntala al liderazgo del suboficial resulta un insumo para la construcción de un orden interno positivo, para proveer certidumbres acerca de las capacidades presentes de la fracción dependiente y para auxiliar (asesorar) al proceso de toma de decisiones.

Cada suboficial, como parte de la columna vertebral de nuestro Ejército manifestará su liderazgo influyendo positivamente sobre el recurso humano bajo su marco de acción, para que el mismo ‘haga lo que debe hacer’, fundado en el convencimiento construido por una guía equilibrada que les otorgó propósito y sustancia a sus acciones.

El liderazgo del suboficial será ponderado tanto mediante los indicadores clásicos: motivación, disciplina y espíritu de cuerpo, como por los trayectos de confianza de sus jefes, de sus subordinados y del conjunto de la organización.

El liderazgo se pronunciará con la potencia de sus palabras, con la virtud de su ejemplo personal y con la prudencia de su visión templada.

En síntesis, ‘el suboficial desplegará su capacidad de liderazgo aun sin tener que impartir una orden alguna, porque su carácter se expresará bajo la forma de ejemplo personal, competencia, certeza, confianza e influencia al servicio del cumplimiento de la misión’.

Autor: Suboficial Mayor (Retirado) Sergio Daniel Ledesma
SERGIO DANIEL LEDESMA - ESESC

FUENTES CONSULTADAS.